Todos reconocemos que es un problema, pero seguimos viéndolo como algo lejano. Solo parecemos reaccionar cuando se representa, con cierta magnitud, cerca de nosotros. Como ejemplo, el naufragio del Prestige, que consiguió despertar la precupación colectiva por la contaminación de las playas gallegas. Elijo este suceso por su reciente reaparición en los medios de comunicación: se ha concluido su instrucción judicial, seis años después del suceso.
Respecto al medio ambinte, el objetivo principal es, o debería ser, expandir la concienciación entre la gente. Para ello se llevan a cabo acciones como la propuesta para el próximo sábado 28 a las 20:30 horas: “La hora del Plantea”. Se trata de una campaña a nivel mundial que pretende que 1000 millones de personas apaguen las luces durante una hora.
Bastante relacionada con esta iniciativa, el pasado domingo, nos llegaba una buena noticia a nivel estatal: Andalucía será la quinta comunidad en tomar medidas contra la contaminación lumínica. Hagamos más cercano este problema y dejemos a un lado los efectos sobre la naturaleza. Este tipo de contaminación crea efectos negativos en nosotros mismos, tanto a nivel psicológico como en el funcionamiento de nuestro organismo. Y como dato sorprendente... el 99% de la población española vive bajo un cielo contaminado.
¿Queremos hacer algo más? Para empezar, podríamos intentar acabar con los prejuicios, con la falta de información. Por ejemplo, ¿qué piensas si te digo...energía nuclear? En general, se tiene una concepción muy negativa de ella pero, en realidad, es la fuente eléctrica térmica más rentable y no ocasiona emisiones de CO2. Cambiemos la etiqueta que se le suele colocar por la de “favorable al medio ambiente”, siempre que se cumpla con las condiciones de seguridad.
Las noticias sobre esta temática son cada vez más frecuentes en los medios de comunicación. Intentémos no "pasar la página" e irnos concienciando de que, además de un tema de actualidad, es una realidad.
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